Existen diferentes tipos de piel, cada uno con características y propiedades únicas. Para que tu piel se conserve sana y con un aspecto agradable debes cuidarla de acuerdo a sus necesidades.
Por esta razón, es primordial que aprendas a conocer e identificar la piel de tu rostro, sus necesidades y cuáles son los cuidados más apropiados.
La tipología de
tu piel en gran parte está determinada por características hereditarias
pero también depende de tu nivel de hormonas y de tu estilo de vida.
¿Cuáles son los Tipos de Piel?
Tu piel es un
órgano vivo que está en constante renovación. Por lo tanto, es natural
que tu tipo de piel cambie a medida que transcurren los años.
Nuestras pieles
tienen tendencia a ser secas pues están en un constante proceso de
envejecimiento a lo largo de nuestra vida, lo cual involucra pérdida de
su humedad. Aunque en la adolescencia suelen ser grasas, eventualmente
dejarán de serlo en la edad madura.
Te sugiero que
una vez que hayas identificado el tuyo y los cuidados que exige, vuelvas
a examinarla periódicamente para que puedas ajustar tu rutina de
cuidado de la piel cuando sea necesario.
Existen
diferentes tipos de piel: piel grasa, mixta, seca, sensible y normal.
Conoce cuáles son sus características y cuidados básicos.
PIEL NORMAL.
Este tipo de
piel se caracteriza porque la piel luce sana e hidratada con ausencia de
brillos y no se siente estirada. El tipo de piel normal va cambiando
con la edad, siendo suave y tersa en la infancia, volviéndose más
grasosa en la pubertad y resecándose a partir de los treinta. En consecuencia, los productos que debemos aplicar sobre la piel normal irán variando con el paso del tiempo.
Cuando la piel
es joven se recomienda el uso de un gel con base de vitaminas A, C y E y
una emulsión hidratante para mantener la piel nutrida. También es
aconsejable para este tipo de piel el uso de tónicos para calmar la piel
y contraer los poros. Cuando
la piel es madura se recomienda el uso de cremas y mascarillas
hidratantes con alto poder nutriente y el uso de cremas anti arrugas ya
que este tipo de piel tiende a resecarse a medida que se alcanzan edades
adultas.
PIEL SECA.
La piel seca se caracteriza por una falta de humedad por lo que tiende a agrietarse y a lucir opaca, escamada e irritada. En
las personas con tipo de piel seca el paso de la edad suele ser más
visible por lo que se recomienda el uso de cremas con retinol, ácido
glicólico y vitaminas que nutran y tensen la piel.
Con un tipo de
piel seca los desmaquilladores han de ser hidratantes y calmantes y ha
de evitarse el uso de jabones que aumenten la sequedad. Además, se
recomienda el uso de cremas con filtro solar incorporado elevado ya que
los efectos dañinos del sol sobre la piel son más visibles en ente tipo
de piel.
PIEL GRASA.
La piel grasa
se caracteriza por la aparición de brillos y obstrucción de los poros
como consecuencia de una producción de grasa en exceso. La ventaja de
tener este tipo de piel es que los signos de la edad aparecen con mayor
lentitud. A
la hora de elegir un tratamiento para este tipo de piel hemos de tener
en cuenta que se requiere una higiene escrupulosa pero que permita la
hidratación ya que el tener un tipo de piel grasa no significa que ésta
se encuentre hidratada.
Se recomienda
el uso de exfoliantes y mascarillas purificantes para controlar el
exceso de grasa. Para hidratar siempre se utilizarán productos oil free o
libres de aceites preferiblemente en gel con filtro solar.
PIEL MIXTA.
Este tipo de piel se caracteriza por la existencia de áreas de piel grasa (zona T o Zona I)y zonas de piel normal o seca. Su
tratamiento por tanto, será una mezcla de tratamientos de ambos tipos
de piel aplicando jabones de limpieza profunda y astringentes en toda la
piel y mascarillas y exfoliantes en las zonas grasas.
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